Fye
Como notas que aumentan,
mientras se ordenan sincronizadas;
que fluyen y cambian,
mientras avanzan y son imitadas.

Como notas danzantes,
que fluyen y cambian,
Como notas interminables,
que se buscan y avanzan.
  
Como ellas,
que sólo perciben y conectan.
Como ellas,
que son libres y eternas.

Así quisiera ser,
sin prejuicios ni cadenas;
así como se expresan,
sin problemas ni condenas.

Como ellas quisiera correr,
con razón mas sin pavor,
hasta sentir mis pies lastimados,
y mi garganta arder del cansancio.
                                                       
Con ellas quisiera correr,
sin importar el porqué,
hasta que todo deje de doler,
y entonces Yo pueda renacer.

Fye

Una despedida llena de temor,
tras cerrar la puerta suspiró.

Recuerda una lejana historia,
tres personas, una incolora.

Siente el mismo dolor extraño,
esa angustia de hace unos años.

Siente el mismo patrón de sucesos,
ese deseo de detenerlo.

Recuerda una triste historia de amor,
teme su repetición.

Una espera llena de ansias,
tras las horas, llegó la calma.
Fye


  
  Veo cómo suele sentarse en las escaleras, en la cama, en cualquier sitio e intenta olvidar personas, sentimientos, situaciones, lugares.
  Veo cómo va a la cocina y se prepara algo caliente para despejarse; cómo se concentra en tareas que requieren un mínimo de atención; cómo trata de alejarse de aquello que no quiere mantener en su memoria.
  Veo un reflejo de sí interactuar con otros, mientras su yo verdadero se encierra en su interior.
  Intento hablarle y, algunas veces, me escucha. Logra reflexionar y se asoma al exterior.
  Veo cómo camina, cómo se relaciona con grupos de gente conocida; cómo se esfuerza por mantener la calma; cómo reprime las ganas de correr.
  Veo cómo se desdobla y deja de entender cuanto la rodea. Sólo escucha fragmentos de conversaciones; sólo recuerda fragmentos de situaciones. Sigue hablando, pero ya no sabe del todo lo que dice.
  Veo cómo se derrumba al final del día, agotada.
  Sin embargo, cada día la veo un poco menos aislada.
Fye

   Hubo un suceso esta semana, no importa cuál, que me hizo pensar en la necesidad de "crecer". Hoy día comparo mi yo pasado con el actual y reconozco el avance, al menos internamente. El tema es ¿cómo hacer para dejar de actuar diferente, de forma completamente inmadura, boba, estúpida, solo por costumbre?; llegué al punto de catalogarme a mí misma como idiota. Ya no me siento cómoda de esta forma, ojo no me odio ni nada por el estilo, simplemente me gustaría comenzar a cambiar algunas cosas que ya no creo necesitar. Puede que tan sólo sea cuestión de tiempo dejar que los demás vean lo mismo que yo, pero no creo que pase todo tan... automático.
   Otro tema que surgió fue una serie de sentimientos cruzados. Es... cuando sentis de todo al mismo tiempo y hace que te replantees un millón de cosas. Sentí.. a ver: curiosidad, miedo, inseguridad, bronca, tristeza, confusión, nostalgia y confusión otra vez. Sí, más o menos en ese orden y me terminé quedando más que nada con la última. Son asuntos que se tienen que hablar con las personas que corresponden, y eso sí es imprescindible que madure.
Fye
   Lo primero que hice al llegar a casa fue ducharme. Un poco más relajada, me serví un vaso de licor de café al chocolate, agarré un par de muffins rellenos, algunos donuts, y salí al balcón. Era, y es, una linda noche: silenciosa, viento fresco, algo nublado a pesar que se pueden ver algunas estrellas.
   Abajo no hay nadie, la puerta de la vecina amarga está abierta y se ven las luces, pero nadie sale ¿Yo? Miro. Tan sólo eso.

Resultado: mareo por tomar un vaso de licor con el estómago vacío. Recordar para la próxima.
Fye

Una lágrima solitaria cae sobre la borra del café.

   A veces la encuentro indecisa, sin saber con seguridad lo que debería hacer o pensar.
   La escucho maldecirse por escoger repetidamente un único camino y tropezar a plena conciencia con la misma roca; soñar sus miedos y despertar entre el sudor frío de la desesperación, sin ser capaz de respirar correctamente, mareada, asustada; devolver palabras que sabe jamás podrá decir en voz alta y clara.
   La veo huir del peligro que acecha en los pequeños desvíos y ocultarse tras mantos invisibles que la disfrazan; paralizarse en una guerra a dos voces 'No te muevas, morirás', 'Es tu imaginación, es necesario superar'; buscar respuestas a situaciones hipotéticas que no puede hacer a un lado sin comprender cuán inútil es realizar la tarea con los ojos vendados.
   La siento gritar en silencio por un dolor físico sin causa, indescriptible e imposible de eliminar; llorar en secreto durante semanas de insomnio deseando ser alguien más; explotar una y mil veces por dentro, guardando todo para sí, cerrarse y demostrar que nada le sucede.
   A veces la encuentro determinada a olvidar; a caminar por callejones de cuadros que detesta y fingirlos inexistentes; a convencerse que vivir la fantasía "Jamás nada de esto te afectó" es posible y real.
   Es entonces cuando la veo dejar descansar las arrugas de su frente con una sonrisa en el rostro, comprendiendo que los problemas son sólo malas ideas a las que damos cuerda.
   Es entonces cuando la escucho comenzar en un susurro el canto que finalizará con estupor; respirar con calma al soñar cosas que al otro día no recordará, pues son trivialidades con el fin de hacerla descansar.
   Ahora, la veo estancarse nuevamente en una esquina bien conocida, sin cartel de direcciones; mirar hacia ambos lados aun conociendo el camino correcto, asustada de poner un solo pie sobre él.
   Ella bien lo sabe: cada vez está más cerca, pero el miedo la cega por completo.
   Ella bien lo sabe: conmigo encuentra un espacio sólo para ella, donde logra vislumbrar su ego extraviado, tranquilizarse, hablarle, comprender la necesaria preparación de un cambio.