Fye

Una lágrima solitaria cae sobre la borra del café.

   A veces la encuentro indecisa, sin saber con seguridad lo que debería hacer o pensar.
   La escucho maldecirse por escoger repetidamente un único camino y tropezar a plena conciencia con la misma roca; soñar sus miedos y despertar entre el sudor frío de la desesperación, sin ser capaz de respirar correctamente, mareada, asustada; devolver palabras que sabe jamás podrá decir en voz alta y clara.
   La veo huir del peligro que acecha en los pequeños desvíos y ocultarse tras mantos invisibles que la disfrazan; paralizarse en una guerra a dos voces 'No te muevas, morirás', 'Es tu imaginación, es necesario superar'; buscar respuestas a situaciones hipotéticas que no puede hacer a un lado sin comprender cuán inútil es realizar la tarea con los ojos vendados.
   La siento gritar en silencio por un dolor físico sin causa, indescriptible e imposible de eliminar; llorar en secreto durante semanas de insomnio deseando ser alguien más; explotar una y mil veces por dentro, guardando todo para sí, cerrarse y demostrar que nada le sucede.
   A veces la encuentro determinada a olvidar; a caminar por callejones de cuadros que detesta y fingirlos inexistentes; a convencerse que vivir la fantasía "Jamás nada de esto te afectó" es posible y real.
   Es entonces cuando la veo dejar descansar las arrugas de su frente con una sonrisa en el rostro, comprendiendo que los problemas son sólo malas ideas a las que damos cuerda.
   Es entonces cuando la escucho comenzar en un susurro el canto que finalizará con estupor; respirar con calma al soñar cosas que al otro día no recordará, pues son trivialidades con el fin de hacerla descansar.
   Ahora, la veo estancarse nuevamente en una esquina bien conocida, sin cartel de direcciones; mirar hacia ambos lados aun conociendo el camino correcto, asustada de poner un solo pie sobre él.
   Ella bien lo sabe: cada vez está más cerca, pero el miedo la cega por completo.
   Ella bien lo sabe: conmigo encuentra un espacio sólo para ella, donde logra vislumbrar su ego extraviado, tranquilizarse, hablarle, comprender la necesaria preparación de un cambio.